Hace tan solo unos días, el Comité de Médicos por una Medicina Responsable denunciaba el trato “inhumano” que sufrían los monos con los que Neuralink, la compañía de biotecnología propiedad de Elon Musk, realizaba sus experimentos. Según el Comité, casi todos los monos que habían formado parte de los experimentos de Neuralink habían fallecido o sufrido graves heridas, pero la compañía de Musk ha salido para defenderse y asegura que “han cumplido con todos los estándares necesarios”.
El informe del comité, que contenía hasta 700 páginas de documentos certificando las prácticas de Neuralink, aseguraba que de los 23 monos que habían participado en las investigaciones de la compañía entre los años 2017 y 2020, tan solo habían sobrevivido siete ejemplares. Todos los documentos han sido obtenidos gracias a los registros públicos por medio de la universidad UC Davis que había participado en el proyecto de Neuralink y que recibió 1.4 millones de dólares.
Como defienden en el informe, los animales experimentaron “un sufrimiento extremo como resultado del cuidado inadecuado de los animales y de los implantes de cabeza experimentales altamente invasivos colocados durante los experimentos”.
Hace menos de un año, Neuralink subía un vídeo en el que se podía ver a un mono jugando al mítico Pong únicamente con la mente. Esto era posible gracias a un pequeño chip implantado directamente sobre su cerebro. El experimento parecía que iba camino de ser un absoluto éxito. Lo que no veíamos, argumentan desde los grupos ecologistas, son los especímenes que se quedaban por el camino. Algunos habían perdido dedos, posiblemente debido “a la automutilación o algún otro tipo de trauma no especificado” y otros habían sufrido daños cerebrales, hemorragias o infecciones que los habían llevado a la muerte.
“Casi todos los monos a los que les habían colocado implantes en la cabeza sufrieron serios efectos de salud”, explicaban desde el Comité.
Neuralink ha confirmado en un comunicado oficial que, aunque varios monos habían sido sacrificados con motivo de la investigación, habían seguido todos los procedimientos “éticos necesarios” y “cumplido con todos los estándares médicos federales”. Según la compañía, fue algo necesario para establecer protocolos más seguros y desarrollar mejor sus cirugías.
Según la compañía, los daños físicos de los especímenes fueron producidos por enfrentamientos entre ellos o por ciertos problemas derivados de las cirugías, pero asegura que sus procedimientos no dejan de mejorar y que cumplen con la regulación establecida. Además, aseguran que los animales son retirados al final de sus proyectos a un santuario costeado por la compañía y que no son obligados a participar en las tareas que les encomiendan.