La aparición de teléfonos básicos o «tontos» está a la orden del día. ¿Es mero postureo que muchos jóvenes apuesten por ellos, o hay una explicación más razonada y profunda detrás?
En los tiempos que corren, parece poco menos que imposible que alguien no lleve un smartphone en el bolsillo. Algunos actores, músicos o escritores aseguran que no los utilizan, pero parece más una excentricidad propia de quienes se la pueden permitir que una rutina establecida. No obstante, la realidad es cada día se venden más teléfonos “tontos” o básicos.
¿Cuál es la razón de que este fenómeno se esté llevando a cabo, sobre todo entre los más jóvenes? Hay quienes señalan a que la principal causa gira en torno a un interés por desintoxicarse de tanta tecnología, redes sociales y el mundo digital moderno. No obstante, la moda retro o vintage que se vive ahora mismo también podría tener algo que ver en el asunto.
Los móviles tontos o básicos para “quitarse” de la tecnología
Tal y como se publicó en la National Library of Medicine, hay estudios que señalan una relación directa entre el uso de teléfonos móviles inteligentes y un aumento en casos de depresión y ansiedad, en especial cuando se trata de usuarios con edad para ser estudiantes. Esta podría ser sin duda una de las razones del auge de los llamados teléfonos tontos.
Según parece, la omnipresencia de los smartphones y su capacidad para proporcionar acceso constante a redes sociales, juegos y aplicaciones puede llevar a un uso excesivo y a problemas de salud mental. Eliminando la posibilidad de conectarse desde cualquier parte, se evitaría la tentación.
Siguiendo esta misma línea, renunciar al smartphone podría ayudar también a mejorar la concentración y el rendimiento. Un teléfono tonto o básico no provoca tantas interrupciones en el puesto de trabajo o cuando uno se dedica a estudiar, y por lo tanto no reduce los niveles de concentración. Por no hablar de que muchos jóvenes temen por su privacidad y ser hackeados.
No hay que olvidar tampoco, un tema absolutamente capital para muchos jóvenes: el dinero. Invertir en un teléfono “tonto”, o al menos mucho más básico, suele ser más rentable que apostar por los modelos más avanzados tecnológicamente. Además, ya se sabe que cuanto más sencillo resulta algo, a nivel tecnológico, más suele durar y menos se estropea.
El poder de lo retro
Pero incluso teniendo en cuenta todos los factores anteriores, tampoco se puede negar que mucha gente (jóvenes, sobre todo), compren teléfonos tontos por imagen. No es ningún secreto que actualmente está de moda todo lo retro o vintage: videojuegos antiguos, cintas de video y casetes, vinilos e incluso las típicas cámaras de fotos Polaroid de toda la vida.
Si algo así sucede en el mundo de las consolas o de la fotografía, ¿por qué no en el de los teléfonos móviles, donde además puede provocar un impacto mayor en la rutina? Las modas son impredecibles, por lo que poco importa que muchos chavales ni siquiera hubiesen nacido cuando Nokia lideraba el sector o la gente escuchaba la música en cedés.
Una cosa es cierta: hace ya años, la propia Nokia predijo cuando desaparecerían los teléfonos móviles: en 2030. ¿Acertará la compañía realmente?
Fuente: Computer Hoy